Doy comienzo a otro momento desconocido de mi vida ¿Por dónde debo empezar? ¿Cómo continuaré después? ¿En qué se diferencia o se parece a mis anteriores comienzos o a los de los demás? ¡Tantas veces me han aconsejado lo que tenía que hacer y cómo hacerlo! ¡Tantas veces se me ha recalcado y exigido lo que se esperaba de mí! ¡Tantas veces he imitado robóticamente las idas y venidas de mis congéneres! ¡Tantas vueltas he dado a la noria de mi pasado! ¡Cuántas veces me he comparado con los demás colocándome por encima o por debajo o incluso a la par!

Muchas veces he recibido  críticas por no hacer las cosas como “era debido”, pero solo por pura rebeldía, por contradependencia, por sentir una falsa libertad en lugar de la equilibrada interdependencia.

Sin embargo, de algún modo, en el fondo, siempre he sabido, que, como en el río de Heráclito, es imposible transitar dos veces el mismo camino. Que por muy útiles que puedan serme las experiencias ajenas o las mías propias siempre hay que dejar todas las puertas abiertas para que “corra el aire” y para traspasar, decididos,  la que más nos inspire.

Cuando miro a mi alrededor, todos los caminos ajenos aparecen desvitalizados a mis ojos.

 

 

Pero, si estoy tan decepcionado con los viejos caminos, ¿Cómo puedo ofrecer a los demás con tanto descaro el que yo mismo sigo?

En realidad, yo no tengo camino, solo puedo enseñar mientras yo mismo descubro, mientas yo mismo vivo. Mientras juego a enseñar cuando tu juegas a aprender.

Qué enseñar y cómo enseñar es un gran misterio para mí, aunque frecuentemente las formas en que lo hago se parezcan.

Quién se sienta atraído por aprender junto a mí, tiene que entrar, pues, en ese mismo misterio.

De hecho, la mejor manera de aprender conmigo, es no ser discípulo mío, tampoco de ningún otro, tampoco de ti mismo. lo que implicaría ser discípulo de tu propio pasado. La mejor manera de aprender conmigo es mirarme a la cara, cogerme de las manos y construir juntos un nuevo presente.

Poca confianza tendría en mí si preciso de tu aprobación (que no de tu colaboración); y poca confianza tienes en ti, si necesitas de mi aprobación más que de mi colaboración.

Solo puedo ayudarte a ser tu mismo, si, cuando te inspiras en mí, me ves como “cosa tuya”, te ves a ti mismo a través de mí. De no ser así, te indigestarás de mí y de mi discurso.

 

 

Pero si estar a mi lado te produce desconfianza en ti mismo, toma distancia, no de mi, sino de tus propias ideas  porque eso equivale a desconfiar de la vida misma, y acusarla inmaduramente de no satisfacerte.

Sin embargo, si desconfiar de mí es tu juego, es tu presente, es tu vivir en este momento, desconfiar de mí, es paradójicamente quererme y es quererte.

Hay muchos libros y enseñanzas que sin declararlo explícitamente intentan instruir a los aspirantes a gurús. Estos libros parecen haber sido muy exitosos porque vemos gran abundancia de maestros repetidos. También vemos verdaderas multitudes de discípulos que van buscando, casi compulsivamente, nuevos gurús que parezcan ser mejores y distintos a los previos. Esos maestros, por su parte, curiosamente, no parecen desear discípulos auténticos, sino. más bien, discípulos repetidos que repliquen rutinariamente sus consejos.

El mejor gurú, para mí, no es uno que sea diferente, sino el que te inspira a estar abierto, a diferenciarte de tu pasado, de los demás y de tus maestros .

Si te quieres, ¡no me sigas!, ¡síguete! Si me quieres, sigue solamente de mí aquello en lo que tú te veas a ti mismo reflejado.

¡Contáctame si quieres!
+34678620897
+34678620897